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    Gigi

    Edad: 58

    St. Johns, FL

     

    Gigi perdió su trabajo y su seguro médico debido a la crisis económica causada por la pandemia de COVID-19, a la misma vez que contrajo el virus. Ahora que sufre los efectos persistentes del COVID-19, no puede pagar la atención médica que necesita desesperadamente.

  • Gigi Heredia fue una de las primeras personas en ser diagnosticada con COVID-19 en Jacksonville, Florida. Esto no es de sorprenderse, ya que Gigi era peluquera en un salón de belleza en una tienda por departamentos enorme y requería estar en contacto próximo con sus clientes. Esto fue en marzo, al principio de la pandemia, cuando aún el departamento de salud no aconsejaba el uso de mascarillas.

     

    El salón cerró mientras ella estaba en casa recuperándose. Encontrándose sin ingresos, Gigi también perdió su seguro médico de la Ley del Cuidado de Salud a Bajo Precio (también conocido como ACA por sus siglas en inglés). Aunque superó tres insoportables semanas de COVID-19, usando un inhalador para ayudarla a respirar, los impactos persistieron. Este verano, fue hospitalizada con neumonía. Ella está experimentando una inflamación severa, mareos y ansiedad, todos los síntomas informados por pacientes con COVID-19 de largo plazo.

     

    "No sé lo que está mal. No sé por qué esto no se detiene”, dice Gigi. Está desesperada por recibir atención médica, pero sin seguro médico, no puede encontrar un médico que la atienda.

    “No entiendo lo que está pasando en Florida, donde no puedo obtener atención médica. He trabajado toda mi vida. Soy buena persona. Soy voluntaria en mi comunidad. Me siento muy excluida."

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    “Si no tienes seguro médico, te piden que pagues por adelantado”, dice. “Ofrecí pagar la mitad, pero tampoco aceptaron eso”. Gigi tiene miedo de incurrir en más facturas médicas al volver a la sala de emergencias de un hospital. Ella está desempleada. Ella está enferma. Y ella no sabe a dónde acudir. Ella ha escrito cartas a los dos senadores de Florida y funcionarios estatales y del condado, pero no ha recibido respuesta. 

     

    “No entiendo lo que está pasando en Florida, donde no puedo obtener atención médica. He trabajado toda mi vida. Soy buena persona. Soy voluntaria en mi comunidad. Me siento tan excluida”, dice. 

     

    Para los residentes de Florida sin seguro como Gigi que no califican para Medicaid, la única opción son las clínicas de salud pública calificadas por el gobierno federal. En este momento, estas clínicas están abrumadas o no están aceptando nuevos pacientes. Gigi pudo obtener una cita en la clínica para dentro de dos semanas, pero no sabe si es peligroso esperar tanto tiempo.

     

    Florida es uno de los 12 estados que no han ampliado Medicaid, lo que deja a 1.5 millones de residentes en una "brecha de cobertura" sin acceso a atención médica asequible durante la pandemia. Muchos perdieron sus trabajos y su seguro médico y no califican para Medicaid porque no cumplen con los requisitos estrictos que limitan el programa a mujeres embarazadas, discapacitados y padres de ingresos extremadamente bajos. Sin trabajo o una compensación por desempleo muy baja, tampoco tienen ingresos suficientes para comprar una póliza de la Ley del Cuidado de Salud a Bajo Precio. Para los pacientes de “largo plazo” de COVID-19, el virus parece desencadenar impactos duraderos en el sistema inmunológico, afectando cada parte del cuerpo. Los pacientes informan fatiga persistente, dificultad para respirar, así como dolor en las articulaciones y el pecho que afectan negativamente su calidad de vida, dejándolos incapaces de reanudar sus actividades normales, incluido el regreso al trabajo.

     

    “Todavía debo las facturas médicas de mi último ataque de neumonía”, dice Gigi. “En este país, es increíble que la gente no pueda obtener atención médica, incluso en una pandemia. No estaría tan estresada si al menos no me dejaran preguntándome si podría morir sin ser vista por un médico”.